La pandemia nos trajo retos que nunca imaginamos, y nada nos devolverá a los seres queridos que hemos perdido a causa de este terrible virus. Sin embargo, nuestra resiliencia organizativa y personal puede servir de base para cambios positivos en estos tiempos difíciles.
por la Sra. Ana Arraes, Presidenta del Tribunal Federal de Cuentas de Brasil
Yo era Vicepresidente del Tribunal Federal de Cuentas de Brasil (TCU) cuando estalló en todo el mundo el COVID-19, que planteó retos extraordinarios a personas y organizaciones. Sin embargo, no era la primera vez que me enfrentaba a la adversidad. Habiendo vivido periodos históricos difíciles de la historia de Brasil, como los años de la dictadura militar, he ido construyendo resiliencia toda mi vida afrontando situaciones difíciles y haciendo frente a la incertidumbre.
Sabía que no podía hacer nada para cambiar el hecho de que nos enfrentábamos a una pandemia mundial. Pero, ¿qué podíamos hacer nosotros, como dirigentes de la TCU, para garantizar que seguíamos cumpliendo nuestro mandato?
Rápidamente nos centramos en las soluciones y, en cuanto a las operaciones, la organización no perdió el ritmo. En pocos días, la TCU adaptó sus sistemas para el trabajo a distancia, permitiendo al personal trabajar a tiempo completo desde casa. Ante una crisis, las respuestas rápidas marcan la diferencia en el rendimiento de la organización e incluso en su supervivencia.
Pero nuestros retos no se limitaron a adaptar nuestras operaciones a las nuevas circunstancias. Como Entidad Fiscalizadora Superior (EFS), teníamos un papel fundamental que desempeñar en la supervisión de la planificación, la presupuestación y el gasto del gobierno en materia de emergencias, así como en la respuesta global a la emergencia sanitaria. Para cumplir con esa responsabilidad, el TCU llevó a cabo cientos de auditorías sobre el uso de recursos en la lucha contra el brote de COVID-19, con el objetivo tanto de garantizar un gasto adecuado como de recuperar los fondos públicos que se habían malgastado.
Era mucho lo que estaba en juego. Debemos tener en cuenta que la crisis sanitaria mundial no es sólo una cuestión de cifras, sino de personas. Cuando asumí el cargo de Presidente de la TCU en enero de 2021, la segunda oleada de la pandemia estaba empezando a golpear el país, y toda nuestra sociedad estaba sufriendo sus devastadores efectos.
En Brasil, más de 600.000 personas perdieron la vida a causa de la enfermedad. Millones de brasileños perdieron su medio de vida debido a las consecuencias económicas de la pandemia, el desempleo sigue siendo extremadamente alto y la inseguridad alimentaria acecha a muchos.
Esta tragedia dejará huella en nuestra historia. La pandemia nos trajo retos que nunca imaginamos, y nada nos devolverá a los seres queridos que hemos perdido a causa de este terrible virus. Sin embargo, nuestra resiliencia organizativa y personal puede servir de base para cambios positivos en estos tiempos difíciles.
Al mitigar los problemas y centrarse en las soluciones, la TCU ha salido más fuerte que nunca y más preparada para afrontar cualquier reto que se nos presente. Una lección clave que aprendimos fue la importancia de la tecnología de la información para la continuidad de nuestras operaciones. Hemos detectado la necesidad de seguir invirtiendo en seguridad de la información, para poder trabajar aún más eficazmente en un entorno virtual.
Como organización, TCU aprovechó la oportunidad para replantearse y rediseñar muchas de nuestras prácticas, con el fin de garantizar nuestra capacidad de recuperación cuando nos enfrentemos a crisis similares en el futuro. A mayor escala, la comunidad de INTOSAI tiene una oportunidad similar.
Por mi parte, espero que la pandemia nos enseñe a ser más conscientes del papel central del Estado para garantizar la dignidad de todas las personas. Y espero que sirva para recordar el papel fundamental que desempeñamos las EFS a la hora de garantizar que los gobiernos utilicen juiciosamente sus limitados recursos para el bien público y actúen de forma coordinada para proteger a los más vulnerables. Las disparidades sociales son ahora más evidentes que nunca, no sólo en Brasil, sino en todo el mundo. Necesitamos urgentemente abordar esta preocupación, individualmente como EFS y colectivamente como comunidad de INTOSAI.
El año que viene acogeremos el Congreso de INTOSAI (INCOSAI) en Río de Janeiro, y a continuación dirigiremos INTOSAI durante tres años. Un tema clave del Congreso será el “Papel de las EFS en situaciones de emergencia”. Se anima a todas las EFS a que compartan sus experiencias en estos debates, que serán dirigidos por la Oficina de Contabilidad del Gobierno de Estados Unidos (GAO). A continuación, el TCU ampliará la conversación a un tema estrechamente relacionado: cómo puede INTOSAI utilizar más eficazmente sus conocimientos colectivos y su voz global en beneficio de las personas de todo el mundo.
Con su amplia labor de promoción y apoyo en nombre de las EFS, y con los conocimientos obtenidos de las auditorías y otras actividades, la INTOSAI tiene la oportunidad de contribuir significativamente a los esfuerzos regionales e internacionales relacionados con la rendición de cuentas, la transparencia y otras cuestiones clave. Mediante la cooperación y el esfuerzo conjunto, podemos amplificar nuestro impacto y avanzar con optimismo, solidaridad y mayor resiliencia que nunca.