Tecnología: Oportunidades para crear capacidad y mejorar la supervisión

por Nelson Shack Yalta, Contralor General de la República del Perú y Presidente de la Organización de Entidades Fiscalizadoras Superiores de América Latina y el Caribe

La tecnología ha cambiado nuestra forma de hacer negocios, de dirigir la administración pública y las relaciones humanas, y de analizar la información. Los avances tecnológicos también han repercutido en el papel del auditor, con enormes implicaciones en la supervisión gubernamental.

Utilizando nuevas herramientas, como la analítica de datos, la Inteligencia Artificial (IA) y tecnologías afines, las Entidades Fiscalizadoras Superiores (EFS) pueden ahora (con mayores probabilidades de éxito) analizar los riesgos existentes en la gestión pública; priorizar las intervenciones en los procesos más riesgosos; asignar la capacidad operativa de manera más eficiente; y obtener mayores resultados en la prevención, detección y sanción de actos de inconducta funcional y corrupción.

En los dos últimos años, la Contraloría General de la República de Perú (EFS Perú) ha transformado la forma de realizar el control gubernamental. Basándose en análisis de información y datos registrados en aplicaciones informáticas, la EFS de Perú planifica y ejecuta ahora las auditorías con mayor eficiencia y eficacia.

Por ejemplo, los proyectos a gran escala (megaproyectos) suelen ser las intervenciones públicas más arriesgadas debido a su financiación y viabilidad económica, junto con los riesgos sociales, políticos y medioambientales que conllevan. En vista de ello, la EFS de Perú reestructuró la organización para centrarse de forma decidida en las auditorías de megaproyectos, una transformación que incluyó la creación de una división exclusiva dedicada a la supervisión de proyectos de gran envergadura, incluidas modalidades de inversión especializadas, como las asociaciones público-privadas.

La EFS de Perú desarrolló un modelo de priorización de auditorías basado en:

  • Una “Matriz de Importancia Relativa” consistente en criterios relacionados con el impacto socioeconómico de un proyecto: importe de la inversión, número de beneficiarios, fase de inversión o duración del proyecto.
  • Una “matriz de riesgos” en la que se identifiquen los factores de riesgo que aumentan la probabilidad de consecuencias negativas, incluidas las que pueden provocar pérdidas o daños al Estado. Los factores de riesgo, como la existencia de auditorías previas; la cantidad de cláusulas adicionales a los contratos firmados; el número de denuncias relacionadas con el proyecto; el grado de implantación del sistema de control interno en el sector; y el progreso físico y financiero, se ponderan para establecer grados de importancia.

Dentro de cada criterio y factor de riesgo, se asigna una puntuación (validada por el juicio de expertos) en función del impacto socioeconómico, la magnitud de las pérdidas o daños y la probabilidad de que se produzcan.

En 2019, todos los megaproyectos en curso en Perú (900 proyectos que suman aproximadamente 63,3 mil millones de dólares estadounidenses (USD)) fueron analizados en base al modelo de priorización de auditoría. Los resultados demostraron qué proyectos priorizados tenían el mayor impacto social, medioambiental y económico y permitieron a la EFS de Perú concentrar mejor la capacidad operativa disponible en aquellos proyectos que presentaban los mayores riesgos socioeconómicos.

A medida que las EFS empleen más tecnología y sean más capaces de analizar los procesos de contratación pública, la demanda de supervisión exigirá, inevitablemente, nuevos servicios de auditoría que respondan a la cantidad, frecuencia, complejidad y oportunidad en que se presentan y detectan los riesgos. Como tal, un cambio potencialmente transformador de la supervisión gubernamental significará pasar de una recopilación de hechos pasados (ex post) a un control simultáneo, o concurrente, de los riesgos notificados en tiempo real (ex dure).

Mientras que los modelos de riesgo ayudan a definir dónde y cuándo intervenir, la identificación de los hitos o etapas más significativos dentro de los procesos específicos de intervención pública aumenta la eficacia de la supervisión. SAI Perú complementa sus modelos de riesgo a través de su Modelo de Control Concurrente (MCC) – un mecanismo simultáneo, sistemático, multidisciplinario y no vinculante que emplea diversas técnicas y explota la Ciencia y Tecnología (CyT) para evaluar las fases y objetivos del proceso. El MCP ayuda a evaluar el grado en que los procesos se llevan a cabo de acuerdo con la normativa, las disposiciones internas y contractuales y otras estipulaciones aplicables.

La EFS de Perú ha experimentado varios beneficios gracias a los esfuerzos de control concurrentes, como una mayor capacidad para alertar a los funcionarios de posibles riesgos y situaciones adversas, lo que ayuda a mitigarlos a tiempo; abordar las preocupaciones de los ciudadanos mediante la presentación oportuna de informes, lo que facilita la participación de las partes interesadas, mejora la transparencia, genera confianza y aumenta la credibilidad; y utilizar equipos multidisciplinares para aplicar métodos especializados (pruebas topográficas, mediciones geodésicas y fotogrametría aérea), lo que enriquece enormemente el trabajo de auditoría gracias a la recopilación de datos en tiempo real.

Al mejorar la supervisión de las obras públicas o aplicar sanciones, el control simultáneo aumenta la capacidad de corregir a tiempo las situaciones adversas.

Por ejemplo, SAI Perú invirtió menos de USD 2,7 millones en la ejecución del MCP a obras de construcción y reconstrucción tras el fenómeno de “El Niño” de 2017. La aplicación del MCP evitó al Estado unas pérdidas potenciales de 26,5 millones de dólares.

El MCP también comprende implicaciones indirectas relevantes para el rendimiento de la gestión pública. El enfoque de equipo multidisciplinar del modelo, que utiliza la ciencia y la tecnología para exponer pruebas en tiempo real, complementa las capacidades para identificar y evaluar riesgos, mejora la supervisión, potencia el desarrollo de la capacidad de gestión y reduce la probabilidad de cometer conductas infractoras (gracias a la percepción de detección inmediata).

Conclusión

La tecnología aporta visibilidad a los procesos y comportamientos de gestión, lo que se traduce en un aumento de las capacidades de las EFS para mejorar la buena gobernanza. Las oportunidades que las nuevas tecnologías ofrecen al trabajo de auditoría seguirán sin duda modificando la supervisión hoy y en el futuro. Esta realidad inminente nos obliga a seguir automatizando los procedimientos de auditoría e innovando con la vista puesta en la consecución de resultados mensurables que beneficien a los ciudadanos.

La experiencia reciente de la EFS de Perú ha generado importantes lecciones aprendidas en el desarrollo e implementación de modelos de riesgo que guían el desempeño de la auditoría y ha dado como resultado un nuevo modelo de control (el MCP) que mejora aún más los esfuerzos de supervisión a través de la prevención y evasión de riesgos.

Los retos de la ciencia y la tecnología, comunes a todas las EFS, exigen la colaboración como instrumento fundamental para innovar, transferir conocimientos y compartir prácticas exitosas.

Para más información sobre SAI Perú, visite el sitio web de SAI en http://www.contraloria.gob.pe/.

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